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DEL LÍRICO ACONTECER DE LO QUE PUDIERA SER

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Pudiera ser que yo comprase mil metros cuadrados según un papel.

Pudiera ser que hubiese visitado y conozca el terreno que se corresponde con el del papel. No es que pudiera ser, sino que es con toda certeza, que no tengo aún capacidad para saber si lo que ven mis ojos son mil metros como dice el papel.

Pudiera ser, entonces, que los mil metros cuadrados según el papel fuesen mil, o que fuesen setecientos o mil trescientos. Pero como sólo pudiera ser, no me preocupa la certeza.

Pudiera ser que los pagase a precio alzado o a tanto el metro. Pero siendo que el valor, aún para precio alzado, se habrá calculado en base a la superficie, lo mas probable es que siempre esté pagando a tanto el metro. Aunque no me lo digan así.

Pudiera ser, entonces, que empezase a tener trascendencia que los mil metros cuadrados según el papel fuesen mil, o que fuesen setecientos o mil trescientos. Pero como sólo pudiera ser, no me preocupa la certeza.

Pudiera ser que dijera el papel que a mis mil metros cuadrados les corresponde una referencia catastral. O pudiera ser que, bajo mi responsabilidad, ni siquiera se dijese, advirtiéndolo así el papel.

Con suerte, y si obrase referencia catastral, pudiera ser que se me mostrase otro papel con líneas mudas trazadas sobre su níveo fondo. Y pudiera ser que siguiese sin tener capacidad para determinar, a simple vista y sin más referencia que unos ejes coordenados, si lo que yo vi se ajusta a esa línea.

Pero sabe todo el mundo que pudiera ser, como dicen lo expertos que siempre es, que ese Catastro estuviese mal. Pudiera ser, en cualquier caso, que estuviese mal tanto en mi beneficio como en mi perjuicio. Y pudiera ser, también, que esto no atribulase a nadie más que a mí, pues seré yo quien pague las consecuencias de la desinformada autonomia de mi voluntad.

Pudiera ser que empezase a ver los “paramales” de la asunción de esa responsabilidad de que los mil metros cuadrados según el papel fuesen mil, o que fuesen setecientos o mil trescientos. Pero como sólo pudiera ser, no me preocupa la certeza.

Pudiera ser que pasado un tiempo quisiese cerrar mis mil metros cuadrados y que, como no tengo geometría recogida en el papel, lo decidiera hacer por donde dice Catastro, que es quien si me da geometría y seguro que está bien.

Pudiera ser que de Catastro resultasen mil metros, y aquí acabase mi peregrinación; pero pudiera ser que de Catastro resultasen mil trescientos metros. O setecientos. Y aquí empezase mi cruzada.

Pero como sólo pudiera ser, no me preocupa la certeza.

Porque pudiera ser que, resultando los mil trescientos, decidiera aprovechar el error en mi beneficio: cerrar por lo marcado en Catastro, acabando ahí mi viaje, y ser luego yo agravio para el tercero y parte del problema, pero ¡y a mi que me importan los demás!

Pero pudiera ser también que, resultando los setecientos, quisiera saber dónde están mis legítimos trescientos restantes. Tal vez un tercero haya aprovechado el error en mi agravio: cerró por lo marcado en Catastro, acabando ahí su viaje, y siendo lo mío beneficio para el tercero que es parte del problema ¡nadie piensa en los demás!

¡O pudiera ser peor! Pudiera ser que habiendo ya cerrado, llegasen mi vecino y su papel y dijesen que estaba mal cerrado. Y pudiera ser que al final tuviese que ser un juez quien decidiese sobre mis mil metros cuadrados sobre un papel.

Pero, ¿pudiera ser ya tarde para preocuparme por la certeza de los mil metros?

Pudiera ser que, ya resignado, fuese diligente con la discrepancia entre lo que dice el papel y lo que dice Catastro y, suspicaz de mi, quisiera averiguar qué es lo correcto y donde están mis mil metros cuadrados.

Pudiera ser que, deslindando con colindantes y consultándoles donde está el límite que nos separa, se certificase que mis mil metros cuadrados son setecientos. O mil trescientos. Y que siempre lo han sido. Y que por siempre lo seguirán siendo.

Y pudiera ser entonces que recordase haber pagado a precio alzado, y haber comprado a cuerpo cierto, y que viese mi dominio definido por los dominios de mis vecinos. Y pudiera ser también que comprendiese que, en realidad, habría adquirido un continente, del que solo me han descrito un incierto y vago contenido.

Y pudiera ser, entonces, que entendiese que nunca fueron importantes los mil metros sobre un papel, pese a que siempre hablásemos de mil metros sobre un papel. Y que al contenido lo define el continente, no ese papel.

Pudiera ser que yo nunca comprase mil metros cuadrados según un papel.

Financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU. Sin embargo, los puntos de vista y las opiniones expresadas son únicamente los del autor o autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea o la Comisión Europea. Ni la Unión Europea ni la Comisión Europea pueden ser consideradas responsables de las mismas.

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